Karol Valentina Leiva Palacios – “La pitu”
Basado en hechos reales correspondientes a una revelación divina del rostro de Jesucristo a una niña colombiana. Hecho que solamente lo sabe su propia familia, un sacerdote en el Departamento del Quindío, y la profesora de Religión donde la niña estudia. Dicha revelación del rostro de Jesucristo fue en el año 2018; la familia decidió no hablar mucho del tema por temor a ser rechazados o juzgados con calificativos erróneos, ya que muchas personas no lo creen.
En una casa pequeña, a las afueras de la ciudad de Bogotá, una anciana solitaria apunto de fallecer hace un escrito, al mismo tiempo que realiza un viaje por el tiempo del transcurso de su vida y de los hechos que la hicieron siempre creer en que hay un ser celestial extraordinario, con gran poder, amor a la humanidad y que es el creador de todo el mundo.
Comienzo del cuento:
-Llueve. Ahora se escuchan las gotas que caen. Pareciera que estuviera viviendo muy cerca al río, pero no es así…Truena. Hoy creo que no me visitara nadie. A través de la ventana observo tu poder, que lindas matas verdes hay allí y ese tronco tan viejo y húmedo del árbol que sembró mi madre cuando apenas ella tenía treinta años. Vuelve a tronar. Cuando era pequeña me daba miedo,
pero ahora no. (La protagonista se habla a ella misma)
“Tan cerca de mí, tan cerca de mí, que hasta le puedo tocar, Jesús está aquí. Ya no busco a Dios en las alturas, ni tampoco en la oscuridad, cerca de mi ser, en mi corazón, siempre Dios conmigo esta” (La protagonista canta una de las canciones que se escuchan en la iglesia)
La protagonista comienza a entrar en contacto con Dios. Coge su pequeña libreta de apuntes importantes y su esfero favorito que le regalo su hermana días antes de fallecer.
Comienza su escrito:
Respiro profundamente, yo sé que estas aquí. Te siento aquí conmigo mi gran señor, mi gran Maestro, Mi gran amor.
Lloro. ¡Tan maravilloso es el mundo que nos diste! ¡Sus colores, sus paisajes, su gente, sus animales!
Si nuestra humanidad pusiera un freno, tan solo uno, e hiciera una pequeña pausa, podría sentir lo maravilloso que es vivir.
Te amo tanto mi señor. He llorado mucho…Tantos años que han pasado y tantas cosas que he vivido, como cuando perdí mi movilidad con un supuesto
padecimiento de una enfermedad no común denominada Guillain Barrer. ¿Recuerdas mi Señor? Los médicos le dijeron a mi madre que podía morir, o tal vez me tenían que entubar y quedaba como un vegetal o tal vez quedaría en silla de ruedas por algunos años y tendría que volver a aprender a caminar… y tú,
con tu gran poder y mi familia con su gran fe puesta en ti, oró y tú, en tan solo 4 días hiciste que yo volviera a caminar…como no creer en ti mi gran Señor, si desde ese momento hiciste en mi un milagro. Te amo.
Mi Señor hoy te escribo antes de morir porque quiero dejar este gran legado que hará que todos sepan que aquí siempre estuviste tú.
Gracias por la vida, por tus hermosas flores y por mis manos que las puede coger, gracias por mis ojos que, aunque están viejos aun las pueden ver.
Mientras escribo recuerdo mi vida, el paso a paso de los años. Mi Señor, aun me pregunto ¿Por qué te me presentaste aquel día?
¿Recuerdas? Era un viernes de semana santa, fui a la iglesia con mi madre, mi hermana, mi abuela y mi tío. Tan solo tenía 9 años, luego fuimos a visitar a la tía enferma y luego cuando regresábamos hacia la casa ¡tú y solo tú! me mirabas desde arriba, sorprendida yo no lo podía creer; allí en el cielo, allí estabas tú señor, tu rostro entre lágrimas y con tu corona de espinas en la cabeza. Rápidamente le dije a mi madre: ¡Madre, ahí arriba en el cielo está Jesús! Aún recuerdo entre risas la respuesta rápida de ella sin mirar hacia arriba:” Obvio hija allí esta Dios, Jesús y María siempre” … Nuevamente le dije a mi madre: ¡Madre, mira por favor!, ¡Mira la figura del rostro de Jesús en el cielo! Ella haciendo caso levanto su mirada y para su sorpresa maravillosa efectivamente allí estabas tú. Mi pregunta siempre ha sido si querías que yo te viera y con qué fin lo hiciste o si te presentaste a muchas personas aquel día o si siempre has estado allí observando a la humanidad, solo que nosotros los seres humanos nunca te habíamos visto…Tristemente no nos habíamos dado cuenta.
Respiro… Hoy hace frio, pero no importa, esta nueva cobija que me trajo mi nieta es fenomenal. Mientras arropo mis piernas recuerdo nuevamente cuando era una niña… Me gustaba que las personas tuvieran un techo donde dormir y que no tuvieran hambre… Luego cuando fui creciendo aquellos ideales de construir un mundo mejor donde hubiera justicia, verdad, amor, respeto y alegría, algunas veces se entorpecían un poco, miraba en la televisión aquellas noticias que me hacían llorar, igualmente como lloro ahora por mi país, por mi nación, por mi mundo, por mi planeta, por la humanidad. Si tan solo nos olvidáramos del poder, de las ansias de ganar y del dinero; todo sería distinto, porque lo más hermoso esta en ayudar al otro sin esperar nada a cambio como lo hacía Jesús, en ver sonreír a los niños mientras juegan con sus padres y comen un pedazo de pan, la alegría en las aves cuando hacen su sonido en las mañanas avisando que ya va a amanecer.
¿Dime hasta donde hemos llegado que se matan los unos a los otros? ¿Dónde está el amor por nuestros humanos, si todos somos hijos tuyos?
Respiro… ¿Llegó la hora verdad?
“Entre tus manos está mi vida señor, entre tus manos pongo mi existir. Hay que morir, para vivir, entre tus manos, confío mi ser”
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